Por: Francisco Berroa Ubiera, Historiador
Como afirmamos en otra ocasión, el padre de Manuel A. Cáceres fue Buenaventura Báez, quien a su vez era hijo de don Pablo Altagracia Báez.
Pero ocurre que éste último, realmente debió tener el apellido Sánchez, dado que era hijo biológico del prebístero Antonio Sánchez Valverde, el autor de la obra “Idea del valor de la Isla Española y utilidades que de ella puede sacar su monarquía” (1785), quien mucho tiempo después de procrearlo, al no poder reconocerlo por razones atendibles, lo trasladó siendo todavía un adolescente desde Azua a Santo Domingo.
En la capital de la entonces colonia de España entregó al adolescente como aprendiz a un joyero o platero dorador francés apellido Báez “para ser criado por moro”.
El Platero terminó encariñándose con el muchacho, enseñándole el oficio y dándole su apellido.
Hecho también platero dorador, Pablo Altagracia Báez regresó a su natal Azua en donde pudo amasar una gran fortuna, poseyendo cortes de madera, hatos y esclavos, especialmente en el sitio de Sajona donde producía caoba.
Procreó con su esposa la señora Teresa Méndez, como un buen padrote, una extensa prole integrada por Buenaventura, Carlos, Félix, Damián, Altagracia, Irene y Rosa, y con ciertas concubinas procreó a José y a Valentín, todos Sánchez, perdón, accidentalmente Báez.
Buenaventura Báez (1812-1884) nació en Rincón de Barahona, hoy Cabral. Su historia de oprobios y traiciones a la patria es harto conocida.
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