«El período de La España Boba terminó el 1ro. de diciembre de 1821, cuando José Núñez de Cáceres proclamó la indepenciencia de Santo Domingo con el nombre de Haity Español y bajo el protectorado de Colombia.»
Juan Bosch: Composición social dominicana. P 143
«En los tiempos
de la España Boba abundaron las conspiraciones, especialmente de esclavos,
muchas de ellas tratadas con dureza medieval; pero llegó un momento en que ya
no había voluntad de poder en la sociedad hatera. El Dr. Morilla lo dice cuando
afirma que "por el mes de Marzo de 1820 se formó otra causa de
conspiración contra los mismos que después hicieron la revolución para la
independencia en el siguiente año habiendo sido procesado el Diputado
Provincial de La Vega D. Antonio Valdés y dos o tres más; pero por falta de
pruebas del delito, sin embargo de su notoriedad fueron absueltos"; y dice
poco después que se sabía que Núñez de Cáceres iba a proclamar la independencia
y que "entre los propietarios y personas de influencia no contaba Núñez
sino con pocos partidarios"»
Juan Bosch: Composición social
dominicana. P. 143-144
«El día 1o. de diciembre de 1821, fue proclamada la independencia, asumiendo Núñez de Cáceres el cargo de gobernador político y presidente del Estado, asesorado por una junta provisional de gobierno que integraron los miembros de la antigua diputación provincial que había sido constituida y funcionaba de acuerdo con la rehabilitada constitución española de 1812, la cual quedo automáticamente derogada, entrando en vigor ipso facto un Acta Constitutiva por cuyo medio se creaba el Estado Independiente de la parte Española de Haití, que desde ese momento se consideraba "en alianza con la República de Colombia", y cuyo destino inmediato era entrar "a componer uno de los Estados de la Unión" por medio de un tratado, mediante el cual haría "causa común, y seguirá en un todo los intereses generales de la Confederación".»
Marrero Aristy. La República Dominicana. Vol. I, P. 265
«Algunos hombres eminentes
pensaron que era preferible la independencia a la continuación de ese letal
estado de cosas. Pero parecía que la burguesía dominicana de la época,
integrada principalmente por escasos campesinos holgados, por funcionarios y
comerciantes acomodados o ricos, no estaba aún madura para la germinación de la
idea emancipadora. Fue esa burguesía de criollos la que en casi todos los
países de Iberoamérica dio una orientación renovadora a la epopeya de la
independencia y creó las nacionalidades. En Santo domingo, su impreparación y
su consecuente falta de entusiasmo contribuyeron a la frustración, después del
triunfo y una vida efímera, del movimiento independentista iniciado y dirigido
por el Lcdo. Núñez de Cáceres a fines de 1821. Carecía ese movimiento de perfil
democrático; pretendía, exclusivamente, la ruptura de los lazos políticos que
unían a las clases poseedoras dominicanas con la Metrópoli. Nada se decía en la
plataforma de principios sobre la abolición de la esclavitud. Tratábase, por
tanto, de un pronunciamiento independentista, pero de franca esencia
reaccionaria. A pesar de ello, aparecía él como un paso de avance en el camino
de la evolución político-social; pues era mil veces preferible tener una
República esclavista que una colonia. Por otro lado, Núñez de Cáceres suplía su
corta visión económico-social con una amplia concepción americanista en el
plano internacional. El estaba convencido de que su obra moriría —como murió— en
la cuna, si ella no se ataba, cual nuevo anillo, a la cadena de Estados federados
creados por Bolívar. Santo Domingo no debía ser, a su juicio, una República
independiente de las demás repúblicas iberoamericanas, sino por el contrario,
un trozo de tierra libre dentro de una Iberoamérica grande, unida, y libre
también. Substituía Núñez de Cáceres el concepto estrecho de la Patria Chica
por el ideal robusto y dilatado de la patria Grande. De ahí el que pusiera a la
naciente República bajo los auspicios de Colombia, la hija amada del
Libertador. Pero Bolívar nada pudo hacer por Santo Domingo, que había adquirido
personalidad jurídica sin ponerse a tono con la médula del movimiento
libertador bolivariano.»
Jimenes Grullón. La República Dominicana. P. 47-48
«….desde hace más de tres
siglos, el pueblo dominicano ha venido luchando denodadamente por la libertad y
la justicia. Constituyó esa lucha el propósito cardinal de su existencia; en
sus aras se sacrificaron riquezas y vidas, y se realizaron las más heroicas
hazañas.»
«No fue ella infecunda:
los lustros señalan sus paulatinas victorias. Victorias parciales, es cierto,
pero que denunciaban la marcha segura de la aspiración. Por momentos, esa
marcha parecía detenerse; surgían períodos de franco retroceso; más superados
éstos, el propósito lograba conquistas mayores. Fue sin duda regresión caer
bajo el despotismo de Boyer, después de proclamada la República por Núñez de
Cáceres.»
Jimenes Grullón. La República
Dominicana. P. 249.
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