domingo, 8 de enero de 2017

LA IGLESIA CONTRA LAS DICTADURAS: Perón con su Zanín, y, Trujillo con su Zanini

Por: Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador

El Dictador Rafael Trujillo en compañía del Nuncio Lino Zanini en 1959

Los obispos católicos Mario Zanín y Lino Zanini fueron nuncios apostólicos.  Un nuncio apostólico o papal es el representante diplomático de la Santa Sede en un país determinado y tiene rango de Embajador.  Inclusive, al momento de ejercer sus funciones es investido por el Papa con el rango eclesiástico de Arzobispo.  Normalmente su residencia es la embajada de la Santa Sede o la nunciatura apostólica del país determinado, cuyo local goza de los mismos privilegios e inmunidades que una embajada.

Muchos dominicanos recuerdan a un doctor Joaquín Balaguer atlético saltando la verja perimetral de su casa, desde el patio, para refugiarse en el local de la Santa Sede, contigua a su hogar, hazaña que se produjo el 16 de enero de 1962, al quedar disuelto el Primer Consejo de Estado presidido por él, que fue organizado al iniciarse la construcción democrática tras la caída del oprobioso régimen de Trujillo.

El general Juan Domingo Perón gobernó en la República de Argentina desde 1946 a 1955 cuando se produjo el golpe de estado militar que lo expulsa de su país hasta 1973.

Estando disfrutando de las mieles del poder fue designado un nuevo representante de la Santa Sede en la nunciatura apostólica de Buenos Aires.  La designación de Nuncio Papal en Argentina recayó sobre un sacerdote jesuita que había desempeñado el mismo cargo tanto en China (1933-1946)  como en Chile (1947-1953).  El Obispo Mario Zanín  desempeñó su función diplomática en Argentina durante el periodo 1953 al 4 de agosto de 1958 cuando muere.

Arzobispo Mario Zanín
La llegada al país sudamericano del Obispo Zanín fue vista con mucha ojeriza por el Presidente Perón, quien posteriormente lo responsabilizaría de haber ayudado a realizar el golpe de estado en su contra.

Incluso, durante su exilio dominicano, cuando el Papa Juan XXIII designa al Nuncio Lino Zanini[1] en la República Dominicana, el 16 de junio de 1959, de inmediato el general Perón, un poco confundido, advierte al general Trujillo que sus días estaban contados al producirse la llegada del nuncio Zanini a quien Perón confundía con Zanín.  Quizás lo hacía porque los apellidos de ambos tienen cierto parecido y comenzaban con Z, la última letra del alfabeto castellano, que para el inconsciente de Perón ello significaba el fin.

Sin embargo, contrario a la opinión de Perón, el Nuncio designado en la República Dominicana era el italiano Lino Zanini quien actúa conforme a la previsión de Perón,  promoviendo de inmediato una lucha soterrada en contra de Trujillo que daría lugar a la famosa “Carta Pastoral” en contra de la dictadura trujillista la cual fue leída en las 687 iglesias católicas que en ese momento existían en el país el día 29 de enero de 1960, dando inicio a la confrontación de la iglesia católica con la dictadura de Rafael Trujillo.


Nota:


[1] El 16 de junio 1959 el Papa Juan XXIII lo nombró arzobispo titular de Adrianópolis de Emimonto y nuncio apostólico en la República Dominicana , Puerto Rico y las Antillas (Nota de Francisco Berroa).

viernes, 6 de enero de 2017

EL GENERAL AUGUSTO CESAR SANDINO

El general Sandino con su Estado Mayor


 Por: Francisco Berroa Ubiera
Historiador

El "General de hombres libres" Augusto Cesar Sandino, cuyo nombre era: Augusto Nicolás Calderón Sandino, nació en Niquinohomo, Nicaragua en 18 de mayo de 1895.  Hombre de origen muy humilde, hijo natural de la señora Margarita Calderón Ruízuna trabajadora recolectora de café, con el hacendado Don Gregorio Sandino López, quien lo reconocería como su hijo en 1905 y ese mismo año pasa a vivir a su lado dedicándose al estudio y los negocios realizados por su progenitor.
El mismo Sandino, en 1933, le confesó al poeta, escritor y periodista, Don José Román, autor del libro "Maldito País", lo siguiente:

"Abrí los ojos en la miseria y fui creciendo en la miseria, aun sin los menesteres más esenciales para un niño, y mientras mi madre cortaba café, yo quedaba abandonado.
Desde que pude andar lo hice bajo los cafetales, ayudando a mi madre a llenar la cesta para ganar unos centavos. Mal vestido y peor alimentado en aquellas frías cordilleras.
Así es como fui creciendo o quizá por eso es que no crecí.
Cuando no era el café, era el trigo, el maíz u otros cereales los que nos mandaban a recolectar, con sueldos tan mínimos y tareas tan rudas que la existencia nos era un dolor."

Nuestro héroe realizó desde muy joven distintos oficios y tareas laborales.  Se dedico a la minería y otras actividades laborales en Nicaragua; más tarde, vivió en La Ceiba de Honduras en donde trabajaba en el ingenio azucarero "Montecristo"; Luego trabaja para United Fruit Company residiendo en Puerto Barrios de Guatemala, y, establecido luego en el estado de Tamaulipas, México, trabaja para la empresa Huasteca Petroleum Company, aunque luego fue mecánico, comerciante y arrendatario de una estación gasolinera en Cerro Azul, donde reside entre 1923 a 1925.

Sale de México el 15 de mayo de 1925 vía Guatemala y El Salvador pisando tierra Nicaragüense el 1ro de junio de 1925.  Visita Niquinohomo su lar natal, y de ahí pasa al Departamento de Nueva Segovia para trabajar en la mina de San Albino en plena cordillera, en donde por su honestidad fue designado encargado de almacén.

Invadido su país por los Estados Unidos desde 1916 decide organizar un Ejercito Autonomista que se organiza como una fuerza guerrillera de liberación nacional y anti-imperialista.  Al principio contaba con apenas con dos docenas de hombres, pero muy pronto fue respaldado por su pueblo, y poco tiempo después de iniciada la guerra de guerrilla disponía en toda Nicaragua de unos 3,000 combatientes y de una enorme cantidad de colaboradores y simpatizantes.
General Sandino

Cuando muchos de los dirigentes rebeldes firman el pacto Stinson-Moncada o "Espino Negro", en 1927, Sandino decide decir no a la capitulación y dice en Gali el 12 de mayo de 1927: “Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me hare morir con los pocos que me acompañen, porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no morir como esclavos".

Poco tiempo después, en julio de 1927 hace público esta declaración:

MANIFIESTO[1]
A los Nicaragüenses, a los Centroamericanos, a la Raza Indo hispana:
El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído.
Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero.
El vínculo de nacionalidad me da derecho a sumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode.
Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas o sean las ocas del cenagal.
No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación.
Hace diecisiete años Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro dejaron de ser nicaragüenses, porque la ambición mató el derecho de su nacionalidad, pues ellos arrancaron del asta la bandera que nos cubría a todos los nicaragüenses. Hoy esa bandera ondea perezosa y humillada por la ingratitud e indiferencia de sus hijos que no hacen un esfuerzo sobrehumano para libertarla de las garras de la monstruosa águila de pico encorvado que se alimenta con la sangre de este pueblo, mientras en el Campo Marte de Managua flota la bandera que representa el asesinato de pueblos débiles y enemiga de nuestra raza e idioma.
¿Quiénes son los que ataron a mi patria al poste de la ignominia? Díaz y Chamorro y sus secuaces que aún quieren tener derecho a gobernar esta desventurada patria, apoyados por las bayonetas y las Springfield del invasor.
¡No! ¡Mil veces no!
La revolución liberal está en pie. Hay quienes no han traicionado, quienes no claudicaron ni vendieron sus rifles para satisfacer la ambición de Moncada. Está en pie y hoy más que nunca fortalecida, porque sólo quedan en ella elementos de valor y abnegación.
Si desgraciadamente Moncada el traidor faltó a sus deberes de militar y de patriota, no fue porque la mayoría de los Jefes que formábamos en la Legión del Ejército Liberal fuéramos analfabetas, y que pudiera, por ese motivo, imponernos como emperador su desenfrenada ambición. En las filas del liberalismo hay hombres conscientes que saben interpretar los deberes que impone el honor militar, así como el decoro nacional, supuesto que el Ejército es la base fundamental en que descansa la honra de la Patria, y por lo mismo no puede personalizar sus actos porque faltaría a sus deberes.
Yo juzgo a Moncada ante la Historia y ante la Patria como un desertor de nuestras filas, con el agravante de haberse pasado al enemigo
Nadie lo autorizo a que abandonara las filas de la revolución para que celebrar tratados secretos con el enemigo, mayormente con los invasores de mi Patria.  Su jerarquía le obligaba a morir como hombre antes que aceptar la humillación de su Patria, de su Partido y de sus correligionarios.
¡Crímenes imperdonables que reclama la vindicta!
Los pesimistas dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá, el decoro nacional y que será redención para los oprimidos.
Acepto la invitación a la lucha y yo mismo la provoco y al reto del invasor cobarde y de los traidores de mi Patria, contesto con mi grito de combate y mi pecho y el de mis soldados formarán murallas donde se lleguen a estrellar legiones de los enemigos de Nicaragua. Podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas.
No seré Magdalena que de rodillas implore el perdón de mis enemigos, que son los enemigos de Nicaragua, porque creo que nadie tiene derecho en la tierra a ser semidiós.
Quiero convencer a los nicaragüenses fríos, a los centroamericanos indiferentes y a la raza indohispana, que en una estribación de la cordillera andina, hay un grupo de patriotas que sabrán luchar y morir como hombres, en lucha abierta, defendiendo el decoro nacional.
Venid, gleba de morfinómanos; venid a asesinarnos en nuestra propia tierra, que yo os espero a pie firme al frente de mis patriotas soldados, sin importarme el número de vosotros; pero tened presente que cuando esto suceda, la destrucción de vuestra grandeza trepidará en el Capitolio de Washington, enrojeciendo con vuestra sangre la esfera blanca que corona vuestra famosa White House, antro donde maquináis vuestros crímenes.
Yo quiero asegurar a los Gobiernos de Centro América, mayormente al de Honduras, que mi actitud no debe preocuparle, creyendo que porque tengo elementos más que suficientes, invadiría su territorio en actitud bélica para derrocarlo. No. No soy un mercenario sino un patriota que no permite un ultraje a nuestra soberanía.
Deseo que, ya que la naturaleza ha dotado a nuestra patria de riquezas envidiables y nos ha puesto como el punto de reunión del mundo y que ese privilegio natural es el que ha dado lugar a que seamos codiciados hasta el extremo de querernos esclavizar, por lo mismo anhelo romper la ligadura con que nos ha atado el nefasto chamorrismo.
Nuestra joven patria, esa morena tropical, debe ser la que ostente n su cabeza el gorro frigio con el bellísimo lema que simboliza nuestra divisa Rojo y Negro y no la violada por aventureros morfinómanos yankees traídos por cuatro esperpentos que dicen haber nacido aquí en mi Patria.
El mundo sería un desequilibrado permitiendo que sólo los Estados Unidos de Norte América sean dueños de nuestro Canal, pues sería tanto como quedar a merced de las decisiones del Coloso del Norte, de quién tendría que ser tributario; los absorbentes de mala fe, que quieren aparecer como dueños sin que justifiquen tal pretensión.
La civilización exige que se abra el Canal de Nicaragua, pero que se haga con capital de todo el mundo y no sea exclusivamente de Norte América, pues por lo menos la mitad del valor de las construcciones deberá ser con capital de la América Latina y la otra mitad de los demás países del mundo que desean tener acciones en dicha empresa, y que los Estados Unidos de Norte América sólo pueden tener los tres millones que les dieron a los traidores Chamorro, Díaz y Cuadra Pasos; y Nicaragua, mi Patria, recibirá los impuestos que en derecho y justicia le corresponden, con lo cual tendríamos suficientes ingresos para cruzar de ferrocarriles todo nuestro territorio y educar a nuestro pueblo en el verdadero ambiente de democracia efectiva, y asimismo seamos respetados y no nos miren con el sangriento desprecio que hoy sufrimos.
Pueblo hermano:
Al dejar expuestos mis ardientes deseos por la defensa de la Patria, os acojo en mis filas sin distinción de color político, siempre que vengáis bien intencionados para defender el decoro nacional, pues tened presente que a todos se puede engañar con el tiempo, pero con el tiempo no se puede engañar a todos.
Mineral de San Albino, Nueva Segovia, Nicaragua, C. A., Julio 1 de 1927.
Patria y Libertad
A. C. Sandino


El general José María Moncada con dos oficiales de US Marine Corps

Fue por esto que gracias a su lucha armada los nicaragüenses logran hacer una fuerte resistencia militar a la ocupación extranjera, lo cual dará lugar a la salida de las tropas invasoras en enero de 1933.

La última entrevista que diera el General Sandino fue el 3 de febrero de 1933 al periodista de LA PRENSA Adolfo Calero Orozco, en donde expresa lo siguiente:

Quiero la paz de Nicaragua y he venido a hacerla. Por años y años hicimos la viva del viva, mis compañeros de armas y yo, perseguidos por tierra y aire, calumniados a veces por nuestros mismos conciudadanos, cuya libertad buscábamos, pero llenos siempre de fe en el triunfo de la causa autonomista, que es la causa de la justicia. Idos los yanquis militares del territorio nacional, yo hubiera querido hacer la paz al día siguiente, pero la incomprensión, la desconfianza y el pesimismo se habían interpuesto”.

El mismo periodista que lo entrevista lo describe de esta forma:

“Estamos frente al hombre que por más de cinco años mantuvo, rifle al brazo, la rebelión autonomista más discutida en la historia e Hispano-América.  Sandino no corresponde al retrato que de él nos habíamos forjado.  Es un hombre de poco más de cinco pies de estatura y de unas ciento treinta y cinco libras de peso. Ojos pequeños, oscuros, de mirar vivo, tez blanca, un poco rojiza, el cutis maltratado y una fisonomía severa, aún cuando sonreía.”



Los generales Somoza García y Sandino o El Tiburón y la Sardina
Somoza dirigía la Guardia Nacional creada por EE.UU., y Sandino el Ejército Autonomista

El General de hombres libres, Augusto César Sandino, tras la firma de los acuerdos de paz, será traicionado, apresado y posteriormente ejecutado por órdenes del general Anastasio Somoza García en la capital nicaragüense, Managua, el 21 de febrero de 1934.



[1] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 1. Introducción, Selección y Notas de Sergio Ramírez. 2da. Ed. Editorial Nueva Nicaragua, 1984 Colaboración Especial del Instituto de Estudio del Sandinismo.

lunes, 2 de enero de 2017

RANFIS TRUJILLO Y LOS ESTADOS UNIDOS

Por; Francisco Berroa Ubiera
Historiador

El niño Ranfis Trujillo con atuendo de coronel 

Rafael Leónidas Trujillo Martínez (a) Ranfis (1929-1969) fue el primogénito del Dictador Trujillo, y desde bien temprano lo concibió como el sucesor en el ejercicio del poder, a tal extremo que lo hizo coronel con apenas unos pocos años de edad.
Cuando Ranfis cumplió los 28 años de edad ya era Mayor general a la vez que era estudiante en la academia militar de Fort Leavenworth, Kansas.  Su hermano menor,  Rhadamés Trujillo Martínez era coronel, con apenas 16 años, y realizaba estudios en  Kemper Military Scholl in Bonneville, Montana.
La flecha indica al adolescente Rhadamés Trujillo, en carrera de entrenamiento
Ambos disponían de una formidable fuerza de seguridad constituida por más de 30 agentes, de los cuales había una seguridad permanente de 27 agentes, incluyendo personal de la Aviación Militar Dominicana (AMD).
Ranfis Trujillo sale de una peluquería en Kansas bien protegido
Un guardaespalda de Ranfis revisa y manipula  su pistola y porta en su cintura  un magnun .357
Ranfis Trujillo contaba con una asignación mensual de US$100,000.00 para cubrir sus gastos.  Pagaba US$100.00 diarios por una suite en el hotel Ambassador de Kansas City, y, disponía de una casa en alquiler, cerca de la Academia, donde pagaba US$450.00 de mensualidad.
El coronel Tuntin Sánchez, y el general Ranfis instruyen a su equipo de seguridad en Kansas City
Después de varios escándalos tanto en la academia, en Kansas, y en otras ciudades de los E.E.U.U.,  Ranfis Trujillo fue expulsado de la Academia de Fort Leavenworth.
Vino al país y desarrolla un fuerte antinorteamericanismo, a tal grado que como Jefe de la Fuerza Aérea prohibió a los soldados y oficiales residentes en la base comer Hamburguesas, y Hot Dogs, promoviendo un nacionalismo chauvinista, y creando una fuerte tensión en las relaciones bilaterales con los E.E.U.U., lo cual cataliza una reacción de adversidad hacia la dictadura de su padre por parte del gobierno del general Dwight Eisenhower.
Se sabe inclusive que Ranfis convence a su padre para que solicitara la salida de los norteamericanos de la base militar aeronaval que operaba en la bahía de Samaná, en las proximidades de Sabana de la Mar, donde funcionaba un aeropuerto militar y EEUU tenia instalados algunos misiles.

Ranfis era piloto de la Aviación Militar Dominicana (hoy Fuerza Aérea), y desde mediados de 1959, en su círculo íntimo, le apodaron “El Pato”, porque a raíz de la crisis provocada por las expediciones de Constanza, Maimón, y, Estero Hondo fue nombrado “General de Aire, Mar y Tierra”, y se comentaba que era como el pato que vuela (dirigía la aviación), nada (comandaba la marina), ocasionalmente hace vida en tierra -actuando como jefe del ejército-, y además dirigía el Centro de Entrenamiento de las Fuerzas Armadas (C.E.F.A.), una cuarta rama militar creada por su padre que disponía de fuerzas navales, anfibias, terrestres –infantería-, y aéreas, incluyendo comandos de paracaidistas.


Nota: La fuente de las fotografías es la Revista LIFE